Viajar, según Riszard Kapuscinski

Haber recorrido la feria del libro la semana anterior y haber asistido a tres buenas conferencias sobre el oficio y la guerra y sobre el mismo y la corrupción política…me impulsó a retomar la lectura de uno de los grandes maestros contemporáneos del periodismo: Riszard Kapuscinski.
Considera Kapuscinski, que viajar es la experiencia necesaria para todo periodista: “viajar nos pone en contacto con otras culturas y otras realidades que por medio de los libros y los medios audiovisuales quedaría fragmentada a una relación virtual. Acercarse a la realidad de los acontecimientos de cuerpo presente, pone como precedente una comunicación visceral, objetiva y sincera”.
Viajar es para Riszard Kapuscinski, la posibilidad de empezar de nuevo, de reinventarse, de nutrirse y no caer en la imagen y la palabra común. Para él, Viajar no es una búsqueda de placer, por el contrario, es un esfuerzo, una disciplina que requiere indagar y buscar en todos los rincones, escudriñar en busca de lo no evidente, es una labor que requiere toda la atención y de la puesta en marcha de todas las cualidades del buen reportero.
Para un reportero viajar es ir en busca de la cultura, la tradición y el espíritu tribal. Es caminar a pie descalzo con el habitante del lugar, comer su fruto y escuchar su poesía, desenmarañar su guerra y su concepción de Dios, leer en su rostro esas líneas cerradas que se quiebran en el mentón o esos ojos rasgados que esconden los dolores de una guerra o el alma festiva de una tradición.
Según este veterano reportero lo que menos importa es tropezarse con escenarios favorables: Sin alimento, sin trasporte, con adversidades climáticas, con flora y fauna que en muchas ocasiones pueden causar enfermedad.
Para este viejo maestro, hablar de su oficio, lo lleva inevitablemente a soltar un monologo sobre un guerra o un conflicto étnico del cual haya sido testigo. Cuenta que en alguna ocasión, recorriendo territorio ártico, se vio rodeado de nieve que superaba el metro de altura y sin evidencia cercana de refugio y como único medio de transporte los pies. Es difícil continuar, afirma; es como una continuación hacia lo ilógico. Sin embargo, para él, guerrero, hecho por el oficio y la disciplina en la lectura, estas experiencias viscerales con el medio, son las que dan como resultado obras profundas que un lector acucioso identifica como verdaderas.