Multinacionales, amparadas en un par de potencias mundiales, siguen empeñadas en ponerle precio, privatizar y mercantilizar el agua del planeta. No cabe en la cabeza que después de sendos desastres naturales y la pobreza extrema que enmarca a muchas naciones, algunos todavía quiera empaquetar el agua como si fuera cigarrillos o chocolates y venderla al mejor postor o privatizar, a quien sabe que precios, este recurso natural que es mío, suyo, de sus hijos, de los hijos de sus hijos, de los animales, de las plantas, de los ricos y los pobres, de los negros, los blancos y los amarillos.
En Colombia, que ya tenemos un par de empresas que comercializan “Agua pura” y mas plástico que contribuye a la contaminación, el proyecto de empresas como Vivendi y Suez (los que construyeron
el canal del Suez) andan tras obscuras licencias para rematar el Amazonas, que pese a la tala indiscriminada, ahora puede quedar en las fauces de estos mercaderes del agua.
Esta alarma la prendió, la semana pasada en Bogotá,
Maude Barlow Autora del libro el oro Azul y
premio Nóbel de alternativo de paz 2005 y quien recorre países vulnerables a esta amenaza, en muchos casos jurídica. Ella, asistió, como invitada especial, al foro sobre acueductos comunitarios organizado por
Ecofondo y la
Universidad central.
Para Marlon Convenios como el TLC buscan la privatización de los recursos naturales y la entrega a brazo cruzado, por parte de los gobiernos locales, de las principales fuentes fluviales a multinacionales alemanas o gringas que con fachada de hidroeléctricas que generan empleo e infraestructura vial, terminan destruyendo amplios ecosistemas, cooptando “el oro azul” y privatizando de manera salvaje este servicio publico. Esto, que no es nuevo, lo demuestra Protocolos como el “
plan puebla” que desde hace media década están tras el amazonas y el Paraná.
La década de los 90as da testimonio, de esta triste amenaza, en geografías como India, África, Sur América y la misma Canadá. Por ejemplo, En India, la multinacional Coca- Cola, usa satélites norteamericanos para detectar reservas naturales de agua subterránea, posteriormente penetra en el territorio disfrazada como “ONG para la conservación de recursos”, que preparan el territorio y a sus habitantes para el trasvase de sus fuentes naturales.
Sobra anotar, que cuando estas “Ongs de conservación” han desocupado las reservas naturales, se van como “si te vi. no me acuerdo”, dejando atrás destrucción ambiental, daños irreparables a los ecosistemas, enfermedades que aparecen por falta de agua, destrucción de cultivos y por lo tanto, núcleos de violencia. En África y sur de Asia las hidroeléctricas y acueductos privados han multiplicado el coste por el consumo de agua, que con la excusa de prestar un buen servicio y llevar infraestructura al basto territorio, se adueñan del recurso natural.
Y es que los gringos ya no tienen de donde mas echar mano pues se calcula que en sus mayores reservas Nuevo México y California les quedan diez años de reservas acuíferas y doce, respectivamente.
Marlow quien lleva sus años en esta dura campaña está trabajando por que las constituciones de los países mas vulnerables incluyan al
agua como un derecho fundamental, y se aclare que
el agua no es un producto comercial y que es un bien político y social que pertenece a toda la sociedad.
Bienvenida esta alerta a Colombia y mas ahora que estamos a las puertas de iniciar un TLC ya firmado y aprobado. Ojala el gobierno nacional sea receptivo a esta iniciativa constitucional por agua, que ya fue aprobada en Uruguay para beneficio de todos.